Il parere del Dr. Alfonso Carofile



En el día 6 de marzo del corriente año me apersone en el juzgado del Dr. Guillermo Montenegro. Desde allí y en compañía del Profesor Tatarelli, su interprete, un médico del cuerpo médico forense oficial, y el secretario del juzgado nos trasladamos al domicilio del imputado Emilio Massera, sito en Av. Libertador 2423, donde nos encontramos con el sujeto a ser periciado. Allí nos atendió quién dijo ser su hijo solicitándosele que nos permitiera pasar a su domicilio y al cual se le manifestó el objeto de nuestra visita.

El Sr. Emilio Massera estaba sentado en un sillón, en ropa de cama. El Profesor Tatarelli le pregunto su nombre y apellido y este contestó con evidente perseveración en el lenguaje. El rostro es manifiestamente inexpresivo y parece presentar una ligerísima hemiparesia. El sujeto se auto identifica, pero afirma tener 60 años (en realidad 81), estar casado con Vieira (?) y tener 6 hijos. También al serle preguntado sobre su profesión, dice ser ingeniero y con grado de almirante. Desconoce el día, la fecha, el mes y el año y al preguntársele por la estación afirma estar en verano, cuando en realidad es otoño.

El Profesor ayudado por su interprete y por mi mismo, dadas las dificultades idiomáticas pasa a realizarle la prueba clínica denominada Mini Mental Test. Esta prueba revela al sujeto desorientado en todos los aspectos, excepto el autopsíquico, con muy escasa capacidad de fijación en su memoria, pobre atención y nulo cálculo; su capacidad de abstracción es nula, pues no puede definir nociones elementales y menos las diferencias y similaridades que existen en las palabras o refranes que les son formulados durante la prueba.

Su juicio, información general y memoria se hallan muy disminuidos. El rendimiento de la prueba alcanza un puntaje de alrededor de 9, siendo lo normal 30. este rendimiento revela habitualmente un síndrome cerebral de tipo moderado a severo.

A continuación el Profesor pasa mostrarle las láminas de la prueba visomotora de Bender, y el sujeto examinado sólo alcanza a dibujar algunos garabatos de tres de las láminas presentadas. Al realizársele algunas pruebas simples desde el punto de vista neurológico: acomodación visual, reacción pupilar, reflejos parece existir secuelas de un trastorno cerebral orgánico. Creo descartar la simulación; luego de pasada la hora de examen aparece una marcada fatiga y pasividad, manteniéndose el rostro inexpresivo y con una mezcla de perplejidad y puerilidad ante el examen.

En parte de la historia clínica, que nos es alcanzada por su hijo, aparece una lesión parenquimatosa, producto de una posible hemorragia espontánea subaracnoidea. Este cuadro ha retrocedido, pero aparentemente ha dejado secuelas importantes.
Hípomimico, con la mirada vacia y dificultades motoras que lo obligan a desplazarse con un andador metálico, se halla realizando tratamiento de rehabilitación (fisioterapia, etc).

Según su hijo está medicado con anticoagulantes y pequeñas dosis de clonazepan, lo que no influye, creo yo en el cuadro, pues no altera su capacidad de respuesta, siendo habitual su uso en ancianos en pequeñas dosis.

A pesar de que el examen fue realizado en un solo día, cuando se habían planificado dos, la dirección de la entrevista diagnóstica llevada a cabo por el Profesor Roberto Tatarelli según mi leal saber y entender ha sido cuidadosa y ordenada, llevándose a cabo los procedimientos clínicos habituales (MMT, Entrevista Clínica, Bender, somero examen neurológico y estudio de los antecedentes).

Su diagnóstico es coincidente con un trastorno mental orgánico (294.8) de grado severo (demencia).

Dr. Alfonso Carofile
Médico Psiquiatra

Buenos Aires, 12.5.2005